REDACCIÓ20 Octubre, 2016
Cuatro años dura una Olimpiada, los mismos que suele durar una Legislatura. Durante esos cuatro años los deportistas se entrenan a diario, se prepararan y compiten por estar en unos Juegos Olímpicos; y sobre todo, por conseguir una medalla. En una legislatura, durante esos cuatro años un político trabaja a diario por cumplir con sus obligaciones como cargo público, que no son otras que trabajar por su ciudad, su autonomía o su país. Hay similitudes varias, entre un deportista y un político pero lamentablemente aún hay mucha distancia entre lo que representan unos y otros.
Lo que uno representa se define en valores, rasgos o adjetivos. Estos pueden ser positivos o negativos. Positivo seria honesto, negativo deshonesto. Una persona noble, no ser
ía mezquina. Hay palabras para identificar todo tipo de personas según lo que hacen o la manera en la que se las mira.
Durante las dos últimas semanas, hemos disfrutado viendo competir en Río de Janeiro a deportistas de todo el mundo en diferentes modalidades deportivas. Por supuesto, estaban ‘los buenos y los no tan buenos’, pero de la mayoría solo se hablaba en positivo. De ellos, se destacaba su ilusión, su entrega, su sacrificio, su lucha, su coraje, el respeto a sus adversarios, su compañerismo y solidaridad en los deportes de equipo, su honor en la disputa. Ver las Olimpiadas era en muchos casos soñar con ellos, desear que lograran sus objetivos, que realizaran bien sus pruebas. Y al final, lo que más se disfrutaba no era verlos subir al pódium, sino verlos competir, con la entrega esfuerzo e ilusión que les caracteriza.
Al mismo tiempo, en un país llamado España, las elecciones del 26 de Junio dieron un medallero un poco más complejo que en otras ocasiones: unos resultados poco esperados, fruto del esfuerzo y sacrificio realizado por algunos; y de la mala gestión y la poca credibilidad que denotaban otros. Todo ello influenciado por la historia de unos, y la no historia de otros. Llegados a este punto, España entera mira lo que sucede en esta olimpiada política, donde se dice que están ‘los malos y los no tan malos’. Y de ellos se destaca la mala gestión, la poca credibilidad, la deshonestidad, la hipocresía, todo en su mayoría rasgos negativos.
Mismos tiempos, diferentes personajes, diferentes adjetivos, valores opuestos. Mientras unos, los deportistas, son modelos a seguir por los jóvenes y no tan jóvenes, otros, los políticos, son la crítica fácil de cualquiera. Admirar a un deportista es tan común como descalificar a un político. ¿Y todo eso por qué? Porque mientras unos son ejemplos de su día a día, de su lucha diaria por hacer realidad sus sueños, los otros no han estado a la altura de lo que se esperaba de ellos.
Lo que es cierto es que en política estos días algunos han trabajado muy duro. Lo fácil era quedarse en casa o irse a la playa para disfrutar de las medallas como han hecho otros, pero han preferido remangarse y proponer un pacto anticorrupción. Y no solo eso, se han armado de valor y coraje para sentarse frente a frente al ganador. Con esfuerzo y perseverancia le han hecho ceder para poner en marcha este país. El reto era importante. Todo el equipo naranja ha trabajado honestamente, respetando la voluntad de los españoles, para pactar ‘150 medidas para mejorar España’. Quizás, esta lucha incesante, esta presión constante al adversario, esta ilusión por conseguir un nuevo gobierno libre de corrupción y con propuestas que mejoren este país sea comparada algún día con algún equipo ganador en Río.
Yo seguiré soñando y trabajando para que llegue el día en que a los políticos se les identifique con los mismos valores que a los deportistas, y se hable de ellos con respeto y admiración. Seguramente ese día nuestros políticos comenzaran a ser ejemplos para todos los jóvenes y no tan jóvenes, y dedicarse a la política en este país será síntoma de coraje, sacrificio y esfuerzo. Será entonces, cuando este país llamado España, disfrutará viendo unas Olimpiadas políticas.
Imanol RICO
Portavoz Municipal de C’s en Cambrils
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