EL RETORNO DE ALEJANDRO FERNÁNDEZ A TARRAGONA

En el PP de Tarragona andan deshojando la margarita de su liderazgo. La rampante e inexplicada salida de Alejandro Fernández, abandonando el Ayuntamiento para recalar en Barcelona, ha generado incertidumbre y un creciente desasosiego en las filas populares locales.

Nadie es insustituible, pero sí puede ser irremplazable. El ínclito Alejandro, tras sortear todo tipo de vicisitudes, había logrado llevar el PP al gobierno de la ciudad. ¿Qué ocurrió? Pues que el líder popular no se reconocía en su nuevo papel, restringido a las estrecheces normativas de la municipalidad y permanentemente salpicado por los líos e incompetencias de su principal socio de gobierno, el PSC. No se encontraba nada a gusto Alejandro, aunque intentase disimularlo centrifugando su activismo hasta el paroxismo político.

Pero su salida, ciertamente, no fue por efecto catapulta desde Tarragona si no por desplazante ascendente desde Barcelona. Por eso, ahora mismo, Alejandro Fernández – uno de los mejores más profesionales de la política tarraconense – deambula por la política catalana sin saber muy bien qué rumbo lleva o hacia qué puerto va.

Por su parte, el PP en Tarragona, como fuerza política, ha extraviado su perfil propio y vive la vida de otro, en este caso, la vida municipal del PSC. Resulta sorprendente como, en el poco tiempo transcurrido desde el salto de cama de Alejandro hasta hoy, los populares han invisibilizado su discurso de ciudad, que con tanto esfuerzo fueron perfilando, desde los tiempos del elegante Francesc Ricomà, hasta la irrupción del defensor de la gamba de Tarragona. De no producirse un golpe de efecto, el PP va camino de perderse en la fiesta y dejar la pista de baile entera para los chicos y chicas de la “orange party”.

La nostalgia del que se fue a hacer las “barcelonas” y las urgencias de los que se quedaron para vestir al santo Ballesteros en Tarragona, han llevado a que crezca la idea de que Alejandro Fernández debe regresar para encabezar la lista de las próximas municipales de 2019. Nadie en su actual grupo municipal va a poner objeción alguna y tampoco vendrán a poner palos a la rueda alejandrina desde la subdelegación del gobierno.

Añádase que crece la preocupación en las filas socialistas, pese al romance en el que viven los del pacto de gobierno de cara a la galería, ya que las cosas no son como nos las quieren vender. Y es que el entorno del alcalde observa preocupado el declive del peso político popular en la ciudad y las consecuencias que podría tener en 2019, cuando ya se acerca el ecuador del mandato.

Siendo una apuesta personal de Alejandro Fernández el apoyo del PP al evento olímpico, una celebración digna de los Juegos Mediterráneos en 2018 sería el pretexto perfecto para anunciar el retorno del hijo pródigo popular a su ciudad, con el objeto de ponerse al frente del partido de cara a las municipales de 2019. Y es que como en casa, en ningún sitio.

Nos vemos el próximo lunes

EL INFOLLÓN